El miedo grita a mi alma. Guardo nuestros recuerdos en el olvido, encierro tu sonrisa en lo prohibido.
La mala suerte toca la guitarra en la noche, y mi llanto la acompaña, los búhos escuchan. La impotencia guada silencio y se encierra en sus pensamientos. Necesito ayuda para encontrar mi inocencia perdida, pero solo se ofrece la razón. Los bosques me arañan, grito a tu presencia, el dolor canta en el sielencio.
Esto sobre pasa los límites del conceto que tenía como mal día.