Las brujas arañan mi alma.

El miedo me saluda con la mano y el temor me sonríe. Estoy acurrucada en un rincón con los ojos cerrados y las rodillas dobladas, suplicándo un ángel de la guarda. Apareces tú con una cara distraída y consigues arrancarme la preocupación del alma y ponerme una sonrisa.
Ahora asusto al miedo, atemorizo al temor, ahora las palabras tienen sentido, y los abrazos calor.
Tienes los pensamientos de Orfeo escritos en los labios. El viento me trae tu aroma cuando añoro tu presencia. Antes intentaba volar pero ahora me doy cuenta de que tú eres el vuelo. No quiero que el tiempo suavice los te quieros. Quiero cerrar los ojos y que me de el viento en la cara, pero que no pase el tiempo. Quiero que Orfeo te señale y que el calor de nuestro abrazo evapore todo el agua de los mares, que las flores sonrían, que los unicornios vuelen, y que los rós canten.